12.1.09

decálogo de un cuentista

2.jpg Felix J. Palma parece un tipo interesante. me gustaría haber leído algo escrito por él antes de tropezarme, por casualidad, con su decálogo del imperfecto cuentista, al menos para disimular un poco mi ignorancia.

parece que lleva dando vueltas desde hace bastante tiempo por el panorama literario español y que las cosas no le van del todo mal, a juzgar por la colección de modestos premios que se haciendo. pero la verdad es que yo sólo le conozco por su gracejo en el arte decalogal... y, siguiendo con la verdad, tampoco puedo hablar mucho de ello porque de los diez puntos que ha reunido para aconsejar sobre el arte de contar cuentos, a mí sólo me interesa uno, al menos para el propósito de este post:

el arte de la segunda frase.

supongo que me llama la atención porque, como él dice, yo soy de los que siempre ponen la atención en la primera. pero él tiene razón, de la segunda se puede sacar mucho más jugo porque es una frase que está tranquila, no siente la presión de esa diva que va a la cabeza del cartel, y por eso nos cuenta un poco más. puede que la primera deslumbre, pero también se prende fuego de manera espontánea y se quema en sí misma. la segunda frase es la que nos lleva al asunto en sí. aunque la primera capitanee, la segunda pilota el barco.

la primera frase nos dice "En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme" que todo el mundo conoce, pero es la segunda la que nos lleva a ver a Don Quijote "vivía un hidalgo de los de lanza en astillero..." que si bien no es tan famosa como su predecesora aporta bastante más a la historia. lo mismo pasa con aquel "Llamadme Ismael" que nos metía imperativamente en Moby Dick y que seguía "Hace algunos años [...] teniendo poco a ningún dinero en mi bolsa [...] pensé que podía navegar un poco y ver la parte acuosa del mundo". no me digáis que no es la segunda la que más contiene del espíritu de la novela.

estaría bien escuchar de algún/a escritor/a que teclease sus primeras frases de manera rutinaria pero desgastase las neuronas para crear espectaculares segundas... después de todo, cada uno de nosotros tenemos nuestras manías y juegos propios a la hora de escribir, y si a mí me gusta camuflar sopas de letras en los poemas, no veo por qué no se puede dar lo de las segundonas extraordinarias :)

[foto]
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1 comentarios:

Carlos Álvarez / Diego García said...

"no era el hombre más honesto ni el más piadoso..."