cuando éramos más pequeños nos enseñaban que tal o cual persona había hecho buenas cosas y por eso decíamos que era de los buenos... pero a medida que nos hicimos mayores fuimos comprendiendo que el gris es el color predominante en las realidades blanco-negro. empezamos a ver que nuestros padres y madres no siempre hacían las cosas tan bien como se suponía, ¡e incluso, a veces, las hacían mal!. quizá el siguiente paso fue descubrir que en las películas los buenos no siempre ganaban, o que era posible entender a los malos. eso hizo temblar nuestro sistema de valores. entonces llegó el momento en que nosotros empezamos a percibir nuestra propia ambivalencia moral. entonces empezamos a ser adultos.
eso es vida. y yo quiero hablar de literatura y música:
Yukio Mishima, fascista, misógino, hipócrita... es uno de mis autores favoritos. su maestría a la hora de transmitir sensaciones tiene pocos reflejos en los y las creadores de occidente. sus historias tienen la fuerza de la pasión y el cuidado por el detalle. un auténtico prodigio literario que terminó cometiendo sepuku tras asaltar un cuartel militar intentando, desastrosamente, provocar un retorno de Japón a las tradiciones de la era Edo, anterior a los cambios modernizadores y democratizadores que sacudieron al país y de ideología contraria a la ocupación norteamericana.
Bob Dylan... qué hace falta que te diga de él. un genio poético que revolucionó el mundo artístico al fusionar folk-canción protesta-rock a lo largo de una dilatadísima trayectoria de exploración musical que aún no ha terminado. pero era él también quien despreciaba sus propios orígenes mintiendo y engañando sobre ellos una y otra vez; fue él quien llevó a cabo algunas de las maniobras empresariales más beneficiosas del mundo del espectáculo en el siglo xx arrimándose a los poderosos de su compañía y engañándoles con sus pintorescas historias sobre sí mismo; él jugó al amor y al desprecio con Joan Baez y otras mujeres a quienes utilizó para mejorar su carrera o su vida sentimental, desechándolas luego, cuando dejaban de agradarle. si conociéramos a cualquier tipo, de unos 25 años, que se comportara como él a esa edad... posiblemente hablaríamos de un pretencioso, un pedante, un mentiroso. pero es uno de los mayores iconos de la música del siglo pasado.
no siempre nos gustan los buenos ejemplos.
12.4.08
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
2 comentarios:
Joder, Nacho, deja de hacer entradas que voy a leer borracho...
Sólo déjame decir que el conocernos feos, mezquinos, erróneos, malvados... no es algo que nos aparte necesariamente de lo decente, lo bueno, lo correcto... Las escalas de valores son tan diversas, que hay muchas formas de salvarnos del juicio ajeno. La conciencia es cosa distinta. Porque dejar irse en contra de lo que uno considera realmente correcto no añade satisfacción alguna a la vida.
Pero hay cierto tipo de sentimientos, de emociones sedimentadas que nos exigen estar íntimamente de acuerdo con la imagen que construimos de nosotros mismos, y rara vez se dibuja uno con real desprecio.
Yo creo en el ideal del kalós kai agathós; no olvidemos que es un ideal de conducta social, de relación con los "otros", que es una categoría fundamental para entender el mundo. No tiene que ver con nuestras miserias, pues ellas pervivirán al margen de los ideales a los que atengamos nuestra conducta. Y estos pueden hacernos buenos a muchos ojos; a veces, con eso basta.
A mí con eso me basta.
¿tengo yo la culpa de cómo me leen quienes me leen?
"No tiene que ver con nuestras miserias, pues ellas pervivirán al margen de los ideales a los que atengamos nuestra conducta"---> me encanta y estoy de acuerdo.
Post a Comment